
¿De qué planeta viniste?
La Bombonera se rinde otra vez ante la pregunta, ante otro día palermista (si hubiera que buscarle uno en el calendario para homenajearlo, ¿cuál de todos sería?), ante otra tarde inolvidable. Explota, tiembla, lo ovaciona a rabiar. No hay otro jugador en el mundo que la haga gritar así, no lo hay. Porque los goles de Palermo, estos goles, increíbles, inigualables, para ese Guinness de libro abierto, con atención 24 horas para él, más que goles son... Emociones, afonía, locura. La cancha se sacude y él también. Se saca la camiseta, la revolea, abre sus brazos, se golpea el pecho.
El recorrido conmueve: 38,9 metros, según la tecnología de Fútbol de Primera. Desde esa distancia con respecto al arco salió su cabezazo teledirigido, tras un rechazo poco fortuito de Montoya fuera de su área. Porque se podrá decir que el arquero de Vélez falló en el despeje, de ningún manera se lo podrá dejar libre de culpa y cargo, pero Palermo intuye la trayectoria, lee el efecto que toma la pelota y él mismo hace el movimiento con la cabeza para darle impulso contrario, para que vaya al arco libre. Diría después el goleador: "El suspenso fue terrible, porque hasta último momento pensé que se me podía abrir e irse afuera". Pero no. Fue adentro. Y fue 3-2. Y fue victoria necesaria para Boca.
Informó para todos ustedes: Serral Federico,Leiton Tomás y Berbere Jonatan
que buen informee
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